¿La publicidad puede ser arte?

Para empezar, Dwayne W. Waite, Jr. en talentzoo hace un caso convincente de que, no, no puede ser.

 

El argumento de Waite se basa en un puñado de elementos básicos que argumenta están limitados por la naturaleza de la publicidad. Son la expresión, el propósito, la persuasión y la interpretación. Debido a la forma de publicidad limita estos principios (por ejemplo, la interpretación está limitada en obras de arte relacionadas con la publicidad, ya que su función principal es convencer a la gente a comprar productos), Waite dice que la publicidad no puede ser verdaderamente obra de arte; simplemente no es libre de hacer o ser o decir las cosas que el arte puede.

 

Y, sin embargo, existen numerosos ejemplos de lo contrario. Sería muy difícil encontrar un historiador del arte que no considera obra de arte de Henri de Toulouse Lautrec, y sin embargo, una de sus piezas más famosas era un cartel para Jane Avril, bailarina de cabaret en Montmartre.

 

Teniendo en cuenta este ejemplo nos enfrentamos a dos preguntas: ¿la intención del autor afecta si una cosa es arte o no? Y, ¿puede el paso del tiempo transmutar un anuncio en el arte?

 

 

¿La intención del autor afecta si una cosa es arte o no?

 

 

Ya hay libros escritos sobre el tema. En cuanto a la publicidad, la pregunta es un poco más específica. En su argumentación, Waite afirma que parte de lo que se opone a la publicidad de ser arte es la forma en que se limita la expresión del artista, y que se crea con el único propósito de unidades móviles en mente. Así obra de Lautrec en realidad presenta un caso interesante, porque los sujetos y la estética de su arte adecuada no fueron significativamente diferentes de las fotos que hizo para la publicidad. Con todo, el hombre parece haber sido muy entusiasta en dibujo y pintura, animados en el antiguo barrio rojo de París, y el hecho de que los temas de algunas de sus pinturas, en paralelo a sus carteles, proporciona alguna evidencia de que su expresión no se vio limitada por el medio de la publicidad.

 

Por supuesto, hay algunas limitaciones logísticas que deben tenerse en cuenta, como la tipografía y la información que eran necesario incluir en los carteles (después de todo, Lautrec podría vería muy bien terminar una de sus pinturas y esperar a que la gente hiciera sus propias conclusiones acerca de los detalles). Pero al menos parece que hay casos en los que no se pide al artista para limitar su propia auto-expresión sólo porque están produciendo un anuncio. Parece que si el producto que se anuncia es algo que el artista tiene un interés apasionado para expresar, puede verse un atisbo artístico.

 

 

 

¿Puede el paso del tiempo transmutar un anuncio en el arte?

 

La respuesta es claramente sí. De lo contrario, ¿por qué las armaduras y las urnas griegas se exponen en el Louvre? Por supuesto, el detalle y la artesanía de cada uno es fascinante, y artefactos como estos nos dan una idea de las sociedades que se crearon. Pero, ciertamente, ni armaduras ni urnas fueron considerados de alto arte en su día. A lo sumo, podrían ser considerados arte aplicado, que destaca principalmente por su alto nivel de la artesanía. Así es como muchos optan por ver publicidad. Ciertamente, los anuncios pueden ser estéticamente llamativos, emotivos, o de otra manera significativa en forma similar al arte. Pero, ¿su naturaleza realmente los limita para no cruzar nunca el umbral?